viernes, 23 de mayo de 2008

Maldición eterna a quien lea estas páginas (1981)



La presente novela lleva a consecuencias inesperadas la escritura narrativa de Manuel Puig. Nos hallamos aquí ante el encuentro áspero y destructivo de dos soledades en Nueva York: un enfermo, argentino, y su cuidador, un norteamericano, ambos hostigados por la ausencia de la mujer que esperan, rechazaron o perdieron para siempre.
La dificultad para establecer los canales de mutua confianza que conduzcan al tan necesario afecto es inicialmente el tema conductor. En esta confrontación, cada uno de ellos se revelará al otro y a sí mismo, y surgirán áreas progresivamente descubiertas al lector y a los propios personajes en los que una personalidad se proyecta, redobla, asume, reinventa, descubre o vampiriza en la otra.
Lo que aquí más atrae y subyuga al lector es tal vez la maestría con que Puig se sirve de un material nuevo en su obra —la vida cotidiana norteamericana, en el personaje de Larry— y el depuradísimo y soberano arte —hecho de rigor verbal y de penetración humana— con que, al hilo estricto de diálogos y silencios, revela la faz profunda de unos seres en quienes cada uno de nosotros difícilmente dejará de reconocer algo de sí mismo.
Nota de interés:

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