viernes, 23 de mayo de 2008

Cae la noche tropical (1988)



En el crepúsculo de sus vidas, dos hermanas evocan el pasado y departen acerca de los amores de una vecina más joven, que a través de ellas conocemos al trasluz.
La maestría de Puig para el diálogo coloquial y el mimetismo de los clisés expresivos de cada personaje se aúnan a su turbadora maestría para mostrar lo que hay de verdad en el material con el que se construyen las novelas rosa.
Estudio de interés:

Sangre de amor correspondido (1982)



Sobre el nítido y vasto fondo de Río, revive toda una historia de amor adolescente —tempestad de precoces pasiones procaces— en una remota localidad del Brasil campesino.
En un presente áspero, desolado y desnudo, se inscribe un pasado perdido, una edad irremediable y áurea, la estación del deseo destructor que corroe e inflama cuerpo y mente. Pero, al hilo del relato, se abren fisuras, interrogaciones, resquicios súbitos, espacios encendidos: algo no encaja, algo, desasosegadoramente, vulnera el tiempo del idilio, quebranta el resplandor arcádico de la estampa.
El verdadero tema del libro aparece entonces: Sangre de amor correspondido trata de los disfraces, transfiguraciones y metáforas con los que el recuerdo, como una calcomanía desvaída al desteñirse, cubre y descubre alternativamente los repliegues de la memoria consciente. Así, el relato, celebración del hedonismo inseguro y febril de la adolescencia, es también, y quizá ante todo, elegía por una adolescencia que acaso no fue, y radiografía implacable de las ficciones que el adulto interpone entre su presente y su pasado.
Lo real y lo ficticio, impugnándose y —secretamente— complementándose, reconstruyen, en Sangre de amor correspondido, un cuadro a la vez conmovedor y cruel de la soledad humana y el impulso amoroso desde el cercado capsular de la conciencia.

Maldición eterna a quien lea estas páginas (1981)



La presente novela lleva a consecuencias inesperadas la escritura narrativa de Manuel Puig. Nos hallamos aquí ante el encuentro áspero y destructivo de dos soledades en Nueva York: un enfermo, argentino, y su cuidador, un norteamericano, ambos hostigados por la ausencia de la mujer que esperan, rechazaron o perdieron para siempre.
La dificultad para establecer los canales de mutua confianza que conduzcan al tan necesario afecto es inicialmente el tema conductor. En esta confrontación, cada uno de ellos se revelará al otro y a sí mismo, y surgirán áreas progresivamente descubiertas al lector y a los propios personajes en los que una personalidad se proyecta, redobla, asume, reinventa, descubre o vampiriza en la otra.
Lo que aquí más atrae y subyuga al lector es tal vez la maestría con que Puig se sirve de un material nuevo en su obra —la vida cotidiana norteamericana, en el personaje de Larry— y el depuradísimo y soberano arte —hecho de rigor verbal y de penetración humana— con que, al hilo estricto de diálogos y silencios, revela la faz profunda de unos seres en quienes cada uno de nosotros difícilmente dejará de reconocer algo de sí mismo.
Nota de interés:

Pubis angelical (1979)


Pubis angelical narra una única historia desdoblada en dos planos paralelos correspondientes a dos zonas de la mente de la protagonista.
En el terreno de los hechos reales, se nos muestra a una mujer enferma en una clínica, que ilumina, a través de su vida amorosa, no pocas claves de la vida argentina de los últimos decenios. Paralelamente discurren sus fantasías inconscientes, una peripecia imaginaria que empieza en los años treinta en Europa Central, continúa en Hollywood y se prolonga en el futuro, ya en un clima cercano a la ciencia ficción, recogiendo elementos de la novela rosa y de la parapsicología.Las dos narraciones que surcan esta novela responden a una misma realidad: muestran fundamentalmente un amor desdichado y traicionado, y a la mujer como ser a quien se utiliza y posterga.
Pubis angelical se lee como un libro de suspense, en cierto modo lo es, pero constituye también un implacable examen de las imposturas morales que en nuestra época trituran a los más débiles. Manuel Puig creó un mundo literario absolutamente personal.
En palabras de Mario Vargas Llosa: «La obra de Puig es una de las más originales de los últimos años del siglo XX.» Su asombrosa capacidad para reproducir el habla cotidiana o emplear los módulos de la literatura popular se pone aquí al servicio de un agudísimo don de observación del comportamiento humano y de una fundamental y lúcida piedad por los seres inermes.